Gaza y los fantasmas de la Edad de Bronce
ELLEN TAYLOR Alejandro Magno arrasó Gaza hasta los cimientos en el Siglo III A.C. Estaba furioso porque Gaza, a diferencia de la mayoría de las otras ciudades por las que pasó en su camino a Egipto, se había mostrado desafiante y había cerrado sus puertas. El rey se enfureció aún más por la habilidad de las partidas de asalto de Gaza: salieron a toda velocidad por las puertas de la ciudad en sus ligeros caballos árabes, a través de la arena que estorbaba los pies de los pesados corceles macedonios. Eran magníficos arqueros, y una flecha de Gaza hizo una grave herida en el hombro de Alejandro. Alejandro dormía con un ejemplar de la Ilíada debajo de la almohada. Recientemente había visitado la antigua ciudad de Troya, donde se había apropiado de la armadura de Aquiles. La llevó a la batalla. Después de cinco meses, su ejército finalmente penetró las formidables defensas de Gaza. En su furia, Alejandro se apoderó del gobernador y recreó la profanación vengativa de Héctor por parte de Aqui