Pensar la integración latinoamericana desde el marxismo orbital-popular de Jaques Roumain
Carlos Francisco Bauer
"Hicieron del hombre sangriento el dios sangriento" Jacques Roumain [1].
Actualmente en nuestro continente, puede ser interesante reflexionar sobre el eje y la columna que representa el marxismo haitiano, plenamente articulado con otros dos ejes y columnas que considero fundamentales para pensar un marxismo indígena-afrocriollo americano: José Carlos Mariátegui, en Perú, y Carlos Astrada, en Argentina. En trabajos anteriores, como La filosofía y teología de la liberación haitiana en la historia y en la filosofía mundial, he tratado de presentar, de manera sintética, la mayor cantidad de elementos de la Revolución Haitiana como modelo y paradigma ético y épico de liberación, que le dará el contenido multifacético (espiritual-material-formal-fáctico) del naciente marxismo haitiano.
La filosofía y la teología ética de la Revolución Haitiana no solo son revolucionarias y liberadoras, sino también épicas, por las debilidades y fortalezas asumidas a lo largo de la historia. En el sentido épico, esta revolución no tiene precedentes, siendo, por ejemplo, el primer estado independiente formado a partir de la liberación y revolución de los esclavizados.
El marxismo orbital-popular haitiano en Jacques Roumain: hacia un nuevo marxismo tripartito
Este marxismo, que se incorpora en América a través del revolucionario caribeño-haitiano, en una experiencia única, no vivida por ninguna otra sociedad o intelectual, y que hoy puede considerarse el inicio de un segundo proceso de liberación ('emancipación'), es un marxismo criollo orbital, popular, pluricultural, intercultural e indígena-afroamericano. Este marxismo hablará y escribirá en criollo (una novedad ético-épica-revolucionaria en la historia), repensando su teología, filosofía, economía, tradición oral e historia.
Para entonces, Estados Unidos -Abya Yala- había experimentado una profunda experiencia, desde una posición absolutamente estratégica en toda la historia de la economía mundial hasta ese momento. Es sólo aquí, en este ser allí, en ese venir de allí, que quiero hablar de un pensador fundamental, que está olvidado incluso dentro del marxismo negro, que, a su vez, también está igualmente olvidado. Él es Jacques Roumain.
Es un intelectual, activista, etnólogo (iniciador de la etnología haitiana), antropólogo, escritor, periodista, poeta, filósofo y político haitiano, que nació el 4 de junio de 1907 y falleció el 18 de agosto de 1944, ambos hechos ocurridos en Puerto Príncipe (Port-au-Prince), en la República de Haití[2]. Pertenece a la generación de la ocupación estadounidense, en la que Estados Unidos, "protegido" por la Doctrina Monroe, ejerce y justifica el control político y económico en el Caribe (que luego se expandió a toda América). Bajo este contexto/pretexto, invadieron Haití y las calles de Puerto Príncipe en la noche del 27 de julio de 1915, cuando las tropas estadounidenses, armadas con fusiles y dirigidas por el capitalismo y el racismo (y apoyadas internamente por la rendición de las élites mulatas locales), ocuparon la gloriosa tierra fundacional de la libertad durante 34 años[3].
El Movimiento Indígena Haitiano
Roumain es el fundador y principal activista del Movimiento Indígena Haitiano, con el que comenzaron a enfrentar la ocupación antes mencionada. Hacia 1927, junto con otros jóvenes, fundó la Revue Indigène, órgano principal de este movimiento. Aquí, es interesante e importante detenerse un momento en la denominación criolla indo-afro-haitiana, ya que es el eje principal y pilar del proceso revolucionario haitiano (latinoamericano), en su primera y segunda etapa de liberación. Los indígenas, los afroamericanos[4] y los criollos[5] comenzaron a articularse en el proceso revolucionario caribeño-haitiano desde principios del siglo XVI.
El intelectual comienza el movimiento indigenista con esta conciencia. Hay que considerar que el afro, el esclavo, es también un indígena y, al mismo tiempo, un criollo (lejos de África, del siglo XVI al XX, en esa época). Este último término significa nativo mestizo, y Roumain lo expresa como tal. Por eso, es interesante ver cómo este sujeto es, al mismo tiempo, los tres sujetos, sin que implique sustitución, idealización o totalización de ningún tipo, además de los tres sujetos históricos concretamente particularizados, presentes tanto en Haití como en América. Lo que también nos permite esta órbita y matriz haitiana es tener una visión de articulación y complementariedad dentro de cada disciplina, así como entre ellas, de manera práctica y teórica. Todos los elementos están dentro y fuera de cada sujeto, en permanente y plena ebullición, y es necesario conectar con ellos.
Este movimiento indígena es muy importante, ya que es el precedente directo (en filosofía, teología, historia, política, literatura, estética, etc.) del movimiento de la negritud, que también inició Jacques Roumain, junto con Jean Price-Mars. J. P. Mars (1876-1969), destacado intelectual, profesor, etnógrafo, médico, político, escritor, diplomático, etc., haitiano, con la publicación de Ainsi parla l'oncle en 1928, reforzará lo que había comenzado con Jacques Roumain. Su escritura será uno de los textos fundacionales del movimiento de la negritud, y no solo eso, será considerado el primer manifiesto de la condición negra, siendo anterior a la reunión de estudiantes africanos en París y, en su momento, también anterior a Aimé Césaire, Frantz Fanon, Léopold Sédar Senghor, Léon Gontran Damas, etc.
El movimiento de la negritud fue una de las causas del proceso de descolonización en África y también tiene como lugar de enunciación a Haití, a "América Latina" y a su rica historia revolucionaria. Es algo profundo, que toca diferentes fibras (filosóficas, teológicas, económicas, políticas, raciales, simbólicas, estéticas, ecológicas, etc.) y, al mismo tiempo, se inserta en la estructura del sistema-mundo.
Es un paso más claro americano-haitiano (no sólo conceptual, sino también teórico-práctico) en la historia universal. Roumain se adelanta y piensa este movimiento (de revitalización de los orígenes) de manera integrada y articulada, y no de una manera meramente ontológica y etnocéntrica (totalizadora de raíces y valores afro), como aquella en la que luego cayó la negritud y que llevó a líderes como A. Césaire o F. Fanon a distanciarse de tales totalizaciones, pero no de tales luchas. Sin embargo, no totalizar es también una parte esencial de las nuevas luchas.
El libro más importante de F. Fanon, Los condenados de la tierra, publicado en 1961, para el que Jean-Paul Sartre escribe un prólogo en el que dice y reconoce muchos elementos esenciales[6], tiene en su título la precedencia del movimiento indigenista y negro haitiano, a través de dos poemas fundamentales de Roumain, en los que se explicita de manera literaria la expresión "los condenados de la tierra" y todo su contenido. Y esto en forma de prosa y estilo magistral que Fanon desarrollará, añadiendo también nuevos temas, como todo el análisis específico y terapéutico de la psicopatología de la violencia provocada por el colonialismo/neocolonialismo francés y sus aliados en Argelia.
Los poemas de Jacques Roumain son el Nuevo Sermón Negro: "Sostén a los condenados de la tierra / Sostén a los condenados del hambre"[7]; y Negros Sucios: "Y aquí estamos / todos los condenados de la tierra"[8]. Los sujetos de la historia, para Roumain, son los condenados de la tierra, los prisioneros del hambre, que serán premonitoriamente los gobernadores del rocío, y, para mí, parafraseándolo, serán los gobernadores de la historia (de la liberación). En mi opinión, estos son los pueblos tripartitos y sus mezclas. Aquí, el vínculo entre los marxismos indo-afro-criollos americanos es clave. El libro de Fanon será la base de los movimientos populares de liberación, de los feminismos, de la decolonialidad del conocimiento, del ser, del poder, del sentir, del ver, etc.*
Carlos Francisco Bauer es doctor en Filosofía bajo la dirección de Enrique Dussel y la cotutela de Alberto Parisí. Actualmente es profesor de Historia y Filosofía en la Universidad Federal de Integración Latinoamericana (UNILA) y realiza investigación posdoctoral en el Programa de Posgrado en Integración Contemporánea de América Latina (PPG-ICAL) de la misma universidad.
[1] Poema "Novo Sermão Negro". En: Gobernadores del Rocío y otros textos. Biblioteca Ayacucho, Caracas, Venezuela, 2004, p. 110.
[2] El Che murió aproximadamente a la misma edad, a la edad de 39 años (1928-1967), Mariátegui a la edad de 36 años (1894-1930), Fanon a la edad de 36 años (1925-1961) y Roumain a la edad de 37 años (1907-1944).
[3] Al mismo tiempo que emergía el colonialismo japonés y su voluntad imperialista, ocupó la península coreana desde el 22 de agosto de 1910 hasta el 15 de agosto de 1945, "contribuyendo" a la dominación capitalista en Asia y mostrando su propio deseo-ambición-codicia de poder.
[4] Es un proceso complejo, donde el americano arraiga al afro y el afro se enraíza a sí mismo en el americano, produciendo un fenómeno único y propio: el afroamericano, que elabora acontecimientos únicos como la Revolución Haitiana, la santería en Cuba, la Umbanda y el Candomblé en Brasil, etc. Ya no sería la única visión de lo afro refiriéndose únicamente a África (con el riesgo de caer en un africacentrismo, como única patria, que da la espalda a una afroamericana como madre que origina y nutre sus propios y únicos procesos).
[5] El criollo profundo (a lo Carlos Astrada: sus límites, como los de todos, deben ser analizados cuidadosamente), que asume su propia situación histórica y responde a un proceso de liberación conjunto-colectivo, y no meramente individual o totalizador. No se trata de un mero criollo o centrismo criollo de las élites y conquistadores, que vivieron mirando a España, Francia, Italia, Portugal, Inglaterra, Alemania, etc., y olvidaron la tierra que pisaron, culpándolos de su atraso por no ser como los conquistadores.
[6] Sartre dice que Fanon lleva la dialéctica a su máxima expresión, manifestando también, como ya he mencionado, el abandono de Europa, que no deja de hablar del hombre cuando mata en todas las calles y partes del mundo, y aclara por ello, ¿o es un tono nuevo, quién se atreve a utilizarlo?
[7] Roumain, J.: Gobernadores del Rocío y otros textos. "Nuevo Sermón Negro". Biblioteca Ayacucho, Caracas, Venezuela, 2004, p. 110.
[8] "Negros sucios", op. cit., p. 116.
"Hicieron del hombre sangriento el dios sangriento" Jacques Roumain [1].
Actualmente en nuestro continente, puede ser interesante reflexionar sobre el eje y la columna que representa el marxismo haitiano, plenamente articulado con otros dos ejes y columnas que considero fundamentales para pensar un marxismo indígena-afrocriollo americano: José Carlos Mariátegui, en Perú, y Carlos Astrada, en Argentina. En trabajos anteriores, como La filosofía y teología de la liberación haitiana en la historia y en la filosofía mundial, he tratado de presentar, de manera sintética, la mayor cantidad de elementos de la Revolución Haitiana como modelo y paradigma ético y épico de liberación, que le dará el contenido multifacético (espiritual-material-formal-fáctico) del naciente marxismo haitiano.
La filosofía y la teología ética de la Revolución Haitiana no solo son revolucionarias y liberadoras, sino también épicas, por las debilidades y fortalezas asumidas a lo largo de la historia. En el sentido épico, esta revolución no tiene precedentes, siendo, por ejemplo, el primer estado independiente formado a partir de la liberación y revolución de los esclavizados.
El marxismo orbital-popular haitiano en Jacques Roumain: hacia un nuevo marxismo tripartito
Este marxismo, que se incorpora en América a través del revolucionario caribeño-haitiano, en una experiencia única, no vivida por ninguna otra sociedad o intelectual, y que hoy puede considerarse el inicio de un segundo proceso de liberación ('emancipación'), es un marxismo criollo orbital, popular, pluricultural, intercultural e indígena-afroamericano. Este marxismo hablará y escribirá en criollo (una novedad ético-épica-revolucionaria en la historia), repensando su teología, filosofía, economía, tradición oral e historia.
Para entonces, Estados Unidos -Abya Yala- había experimentado una profunda experiencia, desde una posición absolutamente estratégica en toda la historia de la economía mundial hasta ese momento. Es sólo aquí, en este ser allí, en ese venir de allí, que quiero hablar de un pensador fundamental, que está olvidado incluso dentro del marxismo negro, que, a su vez, también está igualmente olvidado. Él es Jacques Roumain.
Es un intelectual, activista, etnólogo (iniciador de la etnología haitiana), antropólogo, escritor, periodista, poeta, filósofo y político haitiano, que nació el 4 de junio de 1907 y falleció el 18 de agosto de 1944, ambos hechos ocurridos en Puerto Príncipe (Port-au-Prince), en la República de Haití[2]. Pertenece a la generación de la ocupación estadounidense, en la que Estados Unidos, "protegido" por la Doctrina Monroe, ejerce y justifica el control político y económico en el Caribe (que luego se expandió a toda América). Bajo este contexto/pretexto, invadieron Haití y las calles de Puerto Príncipe en la noche del 27 de julio de 1915, cuando las tropas estadounidenses, armadas con fusiles y dirigidas por el capitalismo y el racismo (y apoyadas internamente por la rendición de las élites mulatas locales), ocuparon la gloriosa tierra fundacional de la libertad durante 34 años[3].
El Movimiento Indígena Haitiano
Roumain es el fundador y principal activista del Movimiento Indígena Haitiano, con el que comenzaron a enfrentar la ocupación antes mencionada. Hacia 1927, junto con otros jóvenes, fundó la Revue Indigène, órgano principal de este movimiento. Aquí, es interesante e importante detenerse un momento en la denominación criolla indo-afro-haitiana, ya que es el eje principal y pilar del proceso revolucionario haitiano (latinoamericano), en su primera y segunda etapa de liberación. Los indígenas, los afroamericanos[4] y los criollos[5] comenzaron a articularse en el proceso revolucionario caribeño-haitiano desde principios del siglo XVI.
El intelectual comienza el movimiento indigenista con esta conciencia. Hay que considerar que el afro, el esclavo, es también un indígena y, al mismo tiempo, un criollo (lejos de África, del siglo XVI al XX, en esa época). Este último término significa nativo mestizo, y Roumain lo expresa como tal. Por eso, es interesante ver cómo este sujeto es, al mismo tiempo, los tres sujetos, sin que implique sustitución, idealización o totalización de ningún tipo, además de los tres sujetos históricos concretamente particularizados, presentes tanto en Haití como en América. Lo que también nos permite esta órbita y matriz haitiana es tener una visión de articulación y complementariedad dentro de cada disciplina, así como entre ellas, de manera práctica y teórica. Todos los elementos están dentro y fuera de cada sujeto, en permanente y plena ebullición, y es necesario conectar con ellos.
Este movimiento indígena es muy importante, ya que es el precedente directo (en filosofía, teología, historia, política, literatura, estética, etc.) del movimiento de la negritud, que también inició Jacques Roumain, junto con Jean Price-Mars. J. P. Mars (1876-1969), destacado intelectual, profesor, etnógrafo, médico, político, escritor, diplomático, etc., haitiano, con la publicación de Ainsi parla l'oncle en 1928, reforzará lo que había comenzado con Jacques Roumain. Su escritura será uno de los textos fundacionales del movimiento de la negritud, y no solo eso, será considerado el primer manifiesto de la condición negra, siendo anterior a la reunión de estudiantes africanos en París y, en su momento, también anterior a Aimé Césaire, Frantz Fanon, Léopold Sédar Senghor, Léon Gontran Damas, etc.
El movimiento de la negritud fue una de las causas del proceso de descolonización en África y también tiene como lugar de enunciación a Haití, a "América Latina" y a su rica historia revolucionaria. Es algo profundo, que toca diferentes fibras (filosóficas, teológicas, económicas, políticas, raciales, simbólicas, estéticas, ecológicas, etc.) y, al mismo tiempo, se inserta en la estructura del sistema-mundo.
Es un paso más claro americano-haitiano (no sólo conceptual, sino también teórico-práctico) en la historia universal. Roumain se adelanta y piensa este movimiento (de revitalización de los orígenes) de manera integrada y articulada, y no de una manera meramente ontológica y etnocéntrica (totalizadora de raíces y valores afro), como aquella en la que luego cayó la negritud y que llevó a líderes como A. Césaire o F. Fanon a distanciarse de tales totalizaciones, pero no de tales luchas. Sin embargo, no totalizar es también una parte esencial de las nuevas luchas.
El libro más importante de F. Fanon, Los condenados de la tierra, publicado en 1961, para el que Jean-Paul Sartre escribe un prólogo en el que dice y reconoce muchos elementos esenciales[6], tiene en su título la precedencia del movimiento indigenista y negro haitiano, a través de dos poemas fundamentales de Roumain, en los que se explicita de manera literaria la expresión "los condenados de la tierra" y todo su contenido. Y esto en forma de prosa y estilo magistral que Fanon desarrollará, añadiendo también nuevos temas, como todo el análisis específico y terapéutico de la psicopatología de la violencia provocada por el colonialismo/neocolonialismo francés y sus aliados en Argelia.
Los poemas de Jacques Roumain son el Nuevo Sermón Negro: "Sostén a los condenados de la tierra / Sostén a los condenados del hambre"[7]; y Negros Sucios: "Y aquí estamos / todos los condenados de la tierra"[8]. Los sujetos de la historia, para Roumain, son los condenados de la tierra, los prisioneros del hambre, que serán premonitoriamente los gobernadores del rocío, y, para mí, parafraseándolo, serán los gobernadores de la historia (de la liberación). En mi opinión, estos son los pueblos tripartitos y sus mezclas. Aquí, el vínculo entre los marxismos indo-afro-criollos americanos es clave. El libro de Fanon será la base de los movimientos populares de liberación, de los feminismos, de la decolonialidad del conocimiento, del ser, del poder, del sentir, del ver, etc.*
Carlos Francisco Bauer es doctor en Filosofía bajo la dirección de Enrique Dussel y la cotutela de Alberto Parisí. Actualmente es profesor de Historia y Filosofía en la Universidad Federal de Integración Latinoamericana (UNILA) y realiza investigación posdoctoral en el Programa de Posgrado en Integración Contemporánea de América Latina (PPG-ICAL) de la misma universidad.
[1] Poema "Novo Sermão Negro". En: Gobernadores del Rocío y otros textos. Biblioteca Ayacucho, Caracas, Venezuela, 2004, p. 110.
[2] El Che murió aproximadamente a la misma edad, a la edad de 39 años (1928-1967), Mariátegui a la edad de 36 años (1894-1930), Fanon a la edad de 36 años (1925-1961) y Roumain a la edad de 37 años (1907-1944).
[3] Al mismo tiempo que emergía el colonialismo japonés y su voluntad imperialista, ocupó la península coreana desde el 22 de agosto de 1910 hasta el 15 de agosto de 1945, "contribuyendo" a la dominación capitalista en Asia y mostrando su propio deseo-ambición-codicia de poder.
[4] Es un proceso complejo, donde el americano arraiga al afro y el afro se enraíza a sí mismo en el americano, produciendo un fenómeno único y propio: el afroamericano, que elabora acontecimientos únicos como la Revolución Haitiana, la santería en Cuba, la Umbanda y el Candomblé en Brasil, etc. Ya no sería la única visión de lo afro refiriéndose únicamente a África (con el riesgo de caer en un africacentrismo, como única patria, que da la espalda a una afroamericana como madre que origina y nutre sus propios y únicos procesos).
[5] El criollo profundo (a lo Carlos Astrada: sus límites, como los de todos, deben ser analizados cuidadosamente), que asume su propia situación histórica y responde a un proceso de liberación conjunto-colectivo, y no meramente individual o totalizador. No se trata de un mero criollo o centrismo criollo de las élites y conquistadores, que vivieron mirando a España, Francia, Italia, Portugal, Inglaterra, Alemania, etc., y olvidaron la tierra que pisaron, culpándolos de su atraso por no ser como los conquistadores.
[6] Sartre dice que Fanon lleva la dialéctica a su máxima expresión, manifestando también, como ya he mencionado, el abandono de Europa, que no deja de hablar del hombre cuando mata en todas las calles y partes del mundo, y aclara por ello, ¿o es un tono nuevo, quién se atreve a utilizarlo?
[7] Roumain, J.: Gobernadores del Rocío y otros textos. "Nuevo Sermón Negro". Biblioteca Ayacucho, Caracas, Venezuela, 2004, p. 110.
[8] "Negros sucios", op. cit., p. 116.