El jaque de la LUC - 3

Una opinión personal 

Tercera parte, pueden verse las anteriores aquí (1) y aquí (2)

3. Cui bono

¿Quién se beneficia? Este es un criterio heredado de los romanos que usaban en derecho criminal; el que se beneficia de un crimen es el primer sospechoso. Hoy ha sido adoptado por el análisis político. No todo pasa por ese método analítico, pero nunca se lo puede dejar de lado. 

Usándolo, veremos aquí las bases para definir una táctica. Será un conjunto de obviedades, tal vez algún lector se extrañe viendo que dedicamos tiempo a esto. Ocurre que hay posturas que desafían el sentido común y por algún lado hay que empezar.

En un abordaje amplio y en los dos sentidos, se trata de quién se beneficia / quién se perjudica, en caso de ocurrir una cosa o la otra en el referéndum y en su campaña. Y eso para las distintas partes del conflicto. Puede ser un beneficio y perjuicio relativo; me beneficia en algo y me perjudica en algo. Pero en ese caso ¿qué pesa más? No es tan difícil evaluar todo eso.

Arriba, en los aparatos políticos es obvio. El SÍ beneficiará al FA, el no (aunque no haya esa papaleta, si pierde el SÍ) a los multifachos. ¿Y abajo? ¿Qué pasa para la clase trabajadora y sectores populares en cada uno de esos casos?

El perjuicio inmediato abajo, en las condiciones de la clase trabajadora y sectores populares en caso del fracaso de la derogación y de consolidación de la ofensiva del gobierno, es obvio.

Pese a todo, existe un planteo de varios sectores en el terreno de  la izquierda anticapitalista de que el triunfo del SÍ, en tanto beneficie al FA, también perjudicará a la clase trabajadora y sectores populares, pues el FA es un partido político al servicio de la burguesía. Pues bien, veamos esto concretamente y en situación, no como mirando desde Marte, ¿perjudican en el mismo grado una cosa y la otra? ¿Y en la misma escala de tiempo? ¿Son lo mismo?

Veamos las dos posibilidades.

Gana el SÍ: El perjuicio que sufriría el otro lado, el lado del gobierno con un relativo freno para una aplicación acelerada del programa de gobierno, sería nuestro beneficio. Por supuesto que el retroceso de la política represiva no será automático, para hacerla retroceder se necesitará una lucha muy amplia, con o sin referéndum. Pero esa lucha puede encararse en mejores condiciones si gana el SÍ, por muchas razones. Por las condiciones objetivas, o sea porque algunos mecanismos represivos quedarían al menos debilitados, y también por las subjetivas, es decir el estado de ánimo de la militancia, la mayor capacidad de llegada hacia la población, etc., como consecuencia de ese logro. Puede, es decir es una condición favorable, no lo es todo. Pero es eso, una condición favorable.

Pierde el SÍ: Tendríamos eso mismo en espejo, habría peores condiciones objetivas y subjetivas. La lucha sería comparativamente más difícil.

¿Qué tan importante es esa cuestión de grado? Está claro que si nuestra fuerza fuese muy grande no sería tan importante. Pero en nuestro caso “cualquier monedita sirve”. Y en cuanto al freno que significan las estructuras burocráticas resulta claro que el triunfo se  obtendría en gran parte a contrapelo de ese freno. Su estrategia a sido reticente (por decir lo menos) en llegar a esta instancia. Y aún ahora van en cámara lenta. Toda su inercia burocrática, sus compromisos políticos con el “no hacer olas”, y sobre todo sus compromisos con todos los errores de los cuales no se han hecho ni se harán autocrítica pues no lo ven como errores, todo pesa en contra de que que tengan un rol medianamente decente en esta campaña.

Pero como hemos dicho la lucha obligará. O bien los obligará a actuar a contrapelo a lo que son, o bien obligará a la militancia, en gran parte la militancia que es su propia base, a empujarlos. O las dos cosas. Como hemos dicho, esa brecha difusa “base-dirección” no es una ruptura, ni lo será en lo inmediato. No es - por parte de toda esa militancia heterogénea - una rebelión “en contra de” sino una auto-actividad “a pesar de”. Todo indica que eso se irá incrementado. Si no se ponen las pilas se los van a comer crudos. Y si comienzan a tomar a regañadientes una actitud más combativa, eso alentará aun más la auto-actividad de la militancia de base, que dirá: teníamos razón.

Por lo tanto de ninguna manera puede decirse que acompañar, con un perfil combativo propio y propuestas propias, la campaña por el SÍ, pueda ser PERJUDICIAL para el desarrollo de la conciencia de clase. Todo lo contrario. 

Tenemos que considerar este desarrollo en las condiciones concretas de la realidad, no en supuestos ideales.

Imaginemos un militante de esas corrientes supuestamente radicales que sostenga: 

Un fracaso de las direcciones reformistas desnudará el contenido de su política, abrirá los ojos de las masas y nos permitirá esto y lo otro y lo otro

Pero cualquiera le preguntaría a ese: “Y cómo vas a hacer, con qué fuerzas”.

No solamente un desplazamiento inmediato de esas direcciones burocráticas es algo que está totalmente fuera del horizonte. La cosa sería peor, porque aislarse de esta campaña, combatir contra voto por SÍ  o ponerse de neutrales sea cual sea el resultado del referéndum profundizará el aislamiento de cualquiera que tenga esa actitud y lo desprestigiará completamente. Haría retroceder una alternativa.

Seguiremos con este tema.

APÉNDICE, dos cositas.

  • Los politólogos consultados por el FA se están quemando las cejas para definir una estrategia. ¿Limitar la lucha a los artículos en cuestión, o ampliarla a un enfrentamiento general contra el gobierno? Dejémoslos que resuelvan su gran dilema.
  • El sindicato policial, defensor de la LUC, dice que las cárceles hoy “generan más delito, más violencia, más muerte”. O sea, el “combate al delito” recargando y alargando las penas, impidiendo las opciones alternativas a la cárcel y maniatando en eso a los jueces, impidiendo las salidas anticipadas y sobre-poblando las cárceles de mil formas ¿a qué lleva?

Ya abordaremos esos temas también.

 

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