Trump retira limitación a las perfluoradas y da “luz verde” a los contaminadores
Mike Ludwig
Ante una amenaza silenciosa pero generalizada a la salud pública, los grupos ambientalistas aplaudieron al gobierno de Biden por tomar medidas importantes para regular y eliminar los PFAS [cadenas de carbonos perfluoradas sintetizadas químicamente de elevada estabilidad, no degradables, que a lo largo del tiempo cobran alta peligrosidad] los “químicos permanentes” tóxicos, del agua potable que utilizan millones de personas en todo Estados Unidos. Durante su primera semana en el cargo, el presidente Donald Trump comenzó a revertir este progreso al colocar a personas con información privilegiada de la industria química en los puestos más altos de su administración.
Ahora, bajo el nuevo liderazgo de la Casa Blanca, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) retiró un plan largamente esperado de la administración Biden que habría protegido a las personas que usan agua del grifo de la contaminación de la industria de fabricación de productos químicos. El plan establecería límites federales de vertido sobre la cantidad de productos químicos PFAS que las empresas de este sector pueden verter directamente al medio ambiente.
La EPA envió los límites de vertido propuestos a la Oficina de Presupuesto y Gestión de la Casa Blanca para una revisión obligatoria en junio, un proceso que normalmente lleva 90 días, según los organismos de control del Grupo de Trabajo Ambiental. El grupo presionó a la administración Biden para que completara la revisión en diciembre, pero la EPA dijo que todavía estaba estudiando el sector de "químicos orgánicos, plásticos y fibras sintéticas" de la industria química, lo que generó dudas sobre si se finalizaría antes de que Trump asumiera el cargo.
Melanie Benesh, vicepresidenta de asuntos gubernamentales del Grupo de Trabajo Ambiental, dijo que la decisión de la administración Trump de retirar la propuesta es un "revés devastador" para el esfuerzo por proteger a las comunidades de los tipos comunes de PFAS tóxicos.
"Esta medida no solo retrasa el establecimiento de estándares federales críticos, sino que también envía un mensaje peligroso que da luz verde a los contaminadores para que continúen envenenando nuestra agua y nuestras comunidades sin temor a las consecuencias", dijo Benesh en un comunicado..
Las PFAS, una clase de compuestos industriales y productos químicos antiadherentes utilizados anteriormente en productos de consumo, no se descomponen en el medio ambiente ni en el suministro de agua, y los tipos comunes de PFAS están relacionados con el cáncer y otros problemas de salud. El Grupo de Trabajo Ambiental estima que 143 millones de personas en los EE. UU. están expuestas a PFAS a través del agua del grifo, y la contaminación está tan extendida que prácticamente todos tienen trazas de PFAS en la sangre.
Un estudio separado de los datos de la EPA de 2013 a 2015 publicado la semana pasada encontró que se detectaron productos químicos industriales no regulados, como las PFAS, en los sistemas de agua que sirven a 97 millones de personas, y que las poblaciones negras e hispanas corren un riesgo particularmente alto de exposición. Incluso las dosis bajas de PFAS pueden suprimir el sistema inmunitario, y los estudios muestran que la exposición también puede reducir la eficacia de las vacunas y dañar el desarrollo fetal.
Las PFAS también se encuentran en los lodos de residuos de los productos
Mike Ludwig es reportero de Truthout con sede en Nueva Orleans. También es escritor y presentador de "Climate Front Lines", un podcast sobre las personas, los lugares y los ecosistemas en primera línea de la crisis climática. Síguelo en Twitter: @ludwig_mike.
Ante una amenaza silenciosa pero generalizada a la salud pública, los grupos ambientalistas aplaudieron al gobierno de Biden por tomar medidas importantes para regular y eliminar los PFAS [cadenas de carbonos perfluoradas sintetizadas químicamente de elevada estabilidad, no degradables, que a lo largo del tiempo cobran alta peligrosidad] los “químicos permanentes” tóxicos, del agua potable que utilizan millones de personas en todo Estados Unidos. Durante su primera semana en el cargo, el presidente Donald Trump comenzó a revertir este progreso al colocar a personas con información privilegiada de la industria química en los puestos más altos de su administración.
Ahora, bajo el nuevo liderazgo de la Casa Blanca, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) retiró un plan largamente esperado de la administración Biden que habría protegido a las personas que usan agua del grifo de la contaminación de la industria de fabricación de productos químicos. El plan establecería límites federales de vertido sobre la cantidad de productos químicos PFAS que las empresas de este sector pueden verter directamente al medio ambiente.
La EPA envió los límites de vertido propuestos a la Oficina de Presupuesto y Gestión de la Casa Blanca para una revisión obligatoria en junio, un proceso que normalmente lleva 90 días, según los organismos de control del Grupo de Trabajo Ambiental. El grupo presionó a la administración Biden para que completara la revisión en diciembre, pero la EPA dijo que todavía estaba estudiando el sector de "químicos orgánicos, plásticos y fibras sintéticas" de la industria química, lo que generó dudas sobre si se finalizaría antes de que Trump asumiera el cargo.
"Esta medida no solo retrasa el establecimiento de estándares federales críticos, sino que también envía un mensaje peligroso que da luz verde a los contaminadores para que continúen envenenando nuestra agua y nuestras comunidades sin temor a las consecuencias", dijo Benesh en un comunicado..
Un estudio separado de los datos de la EPA de 2013 a 2015 publicado la semana pasada encontró que se detectaron productos químicos industriales no regulados, como las PFAS, en los sistemas de agua que sirven a 97 millones de personas, y que las poblaciones negras e hispanas corren un riesgo particularmente alto de exposición. Incluso las dosis bajas de PFAS pueden suprimir el sistema inmunitario, y los estudios muestran que la exposición también puede reducir la eficacia de las vacunas y dañar el desarrollo fetal.
Las PFAS también se encuentran en los lodos de residuos de los productos
utilizados para fertilizar los campos de las granjas, lo que representa un riesgo para la salud humana, particularmente para los trabajadores agrícolas y los residentes cercanos, según un estudio de la EPA muy esperado publicado en los últimos días de la administración Biden. (La EPA advierte que las agencias federales están monitoreando las PFAS en el suministro de alimentos y señala que, en general, éste no parece verse afectado).
La retirada de la propuesta de la EPA de Biden para limitar las descargas de PFAS de las plantas químicas industriales se produjo después de que Trump firmara una orden ejecutiva que prohíbe ampliamente a las agencias federales proponer o finalizar nuevas regulaciones, como parte de una avalancha de acciones ejecutivas diseñadas para ampliar los límites del poder presidencial.
Benesh dijo que las PFAS en el suministro de agua son una crisis de salud pública que el gobierno debe abordar, y las medidas iniciales de Trump indican que la limpieza de las PFAS no será una prioridad para su administración.
"La ciencia es clara: las PFAS son tóxicas incluso en los niveles más pequeños, y se han relacionado con problemas de salud graves, como cáncer, supresión inmunitaria y daños en el desarrollo", dijo Benesh. Las comunidades de todo el país, especialmente las que están cerca de las instalaciones de fabricación de PFAS, han vivido con las consecuencias devastadoras de esta contaminación durante décadas".
El progreso hacia la eliminación de las PFAS del suministro de agua puede detenerse bajo Trump. La EPA de Biden hizo historia en abril cuando estableció los primeros límites aplicables a la cantidad de cuatro tipos de PFAS permitidos en el agua del grifo y dio a las empresas de servicios públicos cinco años para cumplir con los nuevos estándares. La EPA también declaró que dos de los tipos más comunes y peligrosos de PFAS, el PFOA y el PFOS, eran "sustancias peligrosas", lo que generó $9 mil millones en fondos asignados por el Congreso para pagar los filtros y las actualizaciones en las instalaciones de tratamiento de agua.
Sin embargo, los republicanos del Senado han estado planteando preguntas sobre la toma de decisiones científicas detrás de los nuevos "niveles máximos de contención" de PFAS en el agua potable, y los republicanos de la Cámara de Representantes están trabajando para destrozar una política de integridad científica destinada a proteger a los científicos de la EPA de la influencia política y corporativa.
El representante James Comer, presidente republicano del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, escribió una carta a la EPA en noviembre diciendo que las políticas de integridad científica serían utilizadas por los científicos de la EPA para "obstaculizar la capacidad de la administración entrante de Trump para implementar sus propias agendas ejecutivas".
Mientras tanto, Trump está destripando a las agencias federales y despidiendo a los funcionarios públicos que están en desacuerdo con su agenda política. Trump también nombró a dos personas que trabajaban para el Consejo Estadounidense de Química para asesorar y dirigir la Oficina de Seguridad Química de la EPA, incluida Nancy Beck, quien trabajó para debilitar la regulación de las PFAS en la EPA durante el primer mandato de Trump.
También se espera que la administración Trump detenga los litigios sobre las impugnaciones de la industria a los nuevos límites de PFAS en el agua potable mientras decide si continúa defendiendo las reglas en los tribunales. Según se informa, la industria está presionando fuertemente para una "pausa" en la implementación de las reglas, a pesar de la ventana de cumplimiento de cinco años para los servicios públicos y miles de millones de dólares en fondos federales para actualizaciones tecnológicas.
Benesh dijo que los reguladores estatales están esperando los límites federales de descarga de PFAS para poder "incorporar requisitos efectivos de monitoreo y tratamiento" en los permisos estatales de descarga de agua para instalaciones químicas. Sin la regulación que Trump ha retirado de la consideración, esos esfuerzos de limpieza de PFAS seguían estancados.
"La negativa de la administración Trump a actuar ahora pone aún más vidas en riesgo, dejando a las comunidades estadounidenses a su suerte mientras los contaminadores continúan con sus descargas incontroladas de PFAS tóxicos en nuestra agua", dijo Benesh.*
La retirada de la propuesta de la EPA de Biden para limitar las descargas de PFAS de las plantas químicas industriales se produjo después de que Trump firmara una orden ejecutiva que prohíbe ampliamente a las agencias federales proponer o finalizar nuevas regulaciones, como parte de una avalancha de acciones ejecutivas diseñadas para ampliar los límites del poder presidencial.
Benesh dijo que las PFAS en el suministro de agua son una crisis de salud pública que el gobierno debe abordar, y las medidas iniciales de Trump indican que la limpieza de las PFAS no será una prioridad para su administración.
"La ciencia es clara: las PFAS son tóxicas incluso en los niveles más pequeños, y se han relacionado con problemas de salud graves, como cáncer, supresión inmunitaria y daños en el desarrollo", dijo Benesh. Las comunidades de todo el país, especialmente las que están cerca de las instalaciones de fabricación de PFAS, han vivido con las consecuencias devastadoras de esta contaminación durante décadas".
El progreso hacia la eliminación de las PFAS del suministro de agua puede detenerse bajo Trump. La EPA de Biden hizo historia en abril cuando estableció los primeros límites aplicables a la cantidad de cuatro tipos de PFAS permitidos en el agua del grifo y dio a las empresas de servicios públicos cinco años para cumplir con los nuevos estándares. La EPA también declaró que dos de los tipos más comunes y peligrosos de PFAS, el PFOA y el PFOS, eran "sustancias peligrosas", lo que generó $9 mil millones en fondos asignados por el Congreso para pagar los filtros y las actualizaciones en las instalaciones de tratamiento de agua.
Sin embargo, los republicanos del Senado han estado planteando preguntas sobre la toma de decisiones científicas detrás de los nuevos "niveles máximos de contención" de PFAS en el agua potable, y los republicanos de la Cámara de Representantes están trabajando para destrozar una política de integridad científica destinada a proteger a los científicos de la EPA de la influencia política y corporativa.
El representante James Comer, presidente republicano del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, escribió una carta a la EPA en noviembre diciendo que las políticas de integridad científica serían utilizadas por los científicos de la EPA para "obstaculizar la capacidad de la administración entrante de Trump para implementar sus propias agendas ejecutivas".
Mientras tanto, Trump está destripando a las agencias federales y despidiendo a los funcionarios públicos que están en desacuerdo con su agenda política. Trump también nombró a dos personas que trabajaban para el Consejo Estadounidense de Química para asesorar y dirigir la Oficina de Seguridad Química de la EPA, incluida Nancy Beck, quien trabajó para debilitar la regulación de las PFAS en la EPA durante el primer mandato de Trump.
También se espera que la administración Trump detenga los litigios sobre las impugnaciones de la industria a los nuevos límites de PFAS en el agua potable mientras decide si continúa defendiendo las reglas en los tribunales. Según se informa, la industria está presionando fuertemente para una "pausa" en la implementación de las reglas, a pesar de la ventana de cumplimiento de cinco años para los servicios públicos y miles de millones de dólares en fondos federales para actualizaciones tecnológicas.
Benesh dijo que los reguladores estatales están esperando los límites federales de descarga de PFAS para poder "incorporar requisitos efectivos de monitoreo y tratamiento" en los permisos estatales de descarga de agua para instalaciones químicas. Sin la regulación que Trump ha retirado de la consideración, esos esfuerzos de limpieza de PFAS seguían estancados.
"La negativa de la administración Trump a actuar ahora pone aún más vidas en riesgo, dejando a las comunidades estadounidenses a su suerte mientras los contaminadores continúan con sus descargas incontroladas de PFAS tóxicos en nuestra agua", dijo Benesh.*
