Venezuela y un argumento de burócratas
Rolando Astarita
En una entrada anterior (aquí) criticamos la defensa de la mayor parte de la izquierda nacionalista del fraude cometido por el régimen de Maduro en las elecciones del 28 de julio pasado. En esta entrada nos ocupamos de otra forma de apoyo al régimen venezolano, esta vez a cargo de personas que se reivindican del socialismo revolucionario.
En esencia esta gente dice que el régimen de Maduro es perjudicial para los trabajadores (es autoritario y reaccionario, provocó una gran crisis), pero la oposición es peor, ya que es golpista y pro-imperialista. Además, sigue el argumento, la población votó condicionada por las sanciones económicas del imperialismo y por la presión de la derecha, por lo cual el resultado electoral no tiene validez. Por eso, la izquierda no debe sumarse a la exigencia de que se publiquen las actas electorales, y a que Maduro entregue la presidencia a González Urrutia y Machado. La conclusión parece ser entonces, “viva el fraude anti-imperialista y anti-derecha”.
Estamos ante un argumento nefasto. Por supuesto, se pueden discutir las premisas de este razonamiento. Por caso, es absurdo acusar a la oposición de instrumentar un golpe de Estado por exigir el respeto del resultado electoral. Además, ¿cómo se puede sostener que un régimen que ha llevado al país al colapso económico es “anti-imperialista”? Hoy Venezuela es más dependiente y está más necesitada de inversiones extranjeras –provengan de EEUU, China, la UE, Brasil, etcétera- que hace 10, 20 o 25 años. O sea, razonando desde la lógica de los “anti-imperialistas” el argumento no se sostiene.
Sin embargo, el problema es más de fondo. La cuestión es: si la mayoría de la población ha votado por Gutiérrez y Machado, ¿con qué derecho Maduro, los militares venezolanos, o los “revolucionarios socialistas” (para colmo, estos cómodamente instalados en Argentina) desconocen esos resultados y a los que se manifiestan para que los reconozcan? ¿Por qué, con qué autoridad, algunas personas, o partidos políticos, se arrogan el derecho a decidir por sobre lo que desea la mayoría? ¿Quién los puso en ese pedestal para dictaminar lo que es aceptable y lo que no es aceptable, e imponerlo por la fuerza? “Pero la gente votó condicionada”. Sí, por supuesto, siempre se vota condicionado por algo. ¿Pero por qué rayos alguien decide que tal votación es, o no es, válida, por encima de lo que quieren millones? ¿No se dan cuenta estos “ilustrados” de que el socialismo, o el anti-imperialismo, no se pueden imponer vía la represión y el terror generalizado?
Digámoslo con todas las letras: lo que subyace a este autoritarismo es la creencia de que “las altas cumbres de revolucionarios” saben cuáles son los “verdaderos intereses históricos” de las masas, y tienen el derecho a imponer a estas sus directivas, a como dé lugar. ¿Pero si las masas venezolanas piden que se reconozca el triunfo de la oposición? Pues en ese caso, peor para ellas. No tienen derecho a demandar semejante cosa porque “nosotros, los poseedores de la verdad histórica, hemos decretado que hasta la sencilla demanda de mostrar los resultados electorales es reaccionaria y favorece al imperialismo”. Estamos ante la tradicional justificación de todo tipo de represiones que han desatado regímenes burocráticos, siempre «en nombre de los intereses históricos de la clase obrera».
Repetimos y subrayamos: hoy en Venezuela no reconocer el derecho a conocer las actas electorales, y a que asuma la presidencia la corriente que obtuvo la mayoría de los votos, equivale a avalar a la dictadura de Maduro, el fraude y la represión. Es terrible que corrientes que se reivindican del socialismo revolucionario ni siquiera apoyen la elemental exigencia de que se publiquen las actas electorales. Como he dicho en otras entradas, no tengo nada en común con semejantes posturas. Estos temas atañen a las bases constitutivas del socialismo. Son estratégicos y programáticos.
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