Identidades negras en el Río de la Plata

Alex Borucki. From Shipmates to Soldiers: Emerging Black Identities in the Río de la Plata.
(De compañeros de barco a soldados, Surgimiento de las identidades negras en el Río de la Plata).
Albuquerque, of New Mexico Press, 2015, 306 páginas, ISBN 978-0-8263-5180-7. 

Reseña publicada en: Claves. Revista de Historia, No 1 Montevideo, diciembre 2015 (pp. 205-208) ISSN 2393-6584

Desde las últimas dos décadas, los uruguayos han reconocido en forma creciente el pasado africano de su país, así como su status actual, como un componente significativo de la diáspora africana a nivel mundial. Los trabajos de Arturo Bentancur, Luis Ferreira, Ana Frega, Gustavo Goldman, Oscar Montaño, Romero Rodríguez, y de otros autores han brindado nueva luz sobre el presente y pasado afro-uruguayo. Trabajando en coautoría con Karla Chagas y Natalia Stalla (Esclavitud y trabajo: Un estudios sobre los afrodescendientes en la frontera uruguaya, 1835-1855, Montevideo, Pulmón, 2004), con William G. Acree (Jacinto Ventura de Molina y los caminos de la escritura negra en el Río de la Plata, Montevideo, Linardi y Risso, 2008) y en autoría (Abolicionismo y tráfico de esclavos en Montevideo tras la fundación republicana (1829-1853, Montevideo, Biblioteca Nacional, 2009), Alex Borucki ha realizado un gran aporte a esta literatura reciente, y su nuevo libro, From Shipmates to Soldiers, profundiza esas contribuciones en varias direcciones.


En primer lugar, y más que ninguno de los autores previos, Borucki enfatiza cuán estrechamente conectados estaban tanto los esclavos como la esclavitud en Uruguay con sus contrapartes en las Américas, especialmente en Argentina y Brasil. Los negros libres y esclavos se trasladaban entre Buenos Aires y Montevideo, construyendo redes de parentesco y amistad que entretejían la historia de ambas ciudades. Y en uno de los descubrimientos más importantes del libro, Borucki demuestra que gran parte de los africanos que arribaron a estas dos ciudades entre 1777 y 1812 no vinieron directamente desde África, sino que llegaron primero a Brasil, donde pasaron periodos de tiempo variado antes de ser reembarcados al Río de la Plata. Una hipótesis de Borucki es que incluso la palabra candombe, tan central en la cultura popular uruguaya, fue importada a Uruguay desde Rio de Janeiro en lugar de haber sido directamente desde África (pp. 151-152).


En otro hallazgo importante, Borucki emplea expedientes matrimoniales para
estudiar en dónde los novios y testigos africanos y afro-descendientes (los testigos que daban testimonio sobre la soltería del novio y, por lo tanto, de su elegibilidad para casarse) se habían conocido. La mitad de los novios esclavos habían conocido a los testigos ya fuera en los barcos esclavistas, como esclavos compañeros de barco, o en puertos africanos o brasileños a través de los cuales los cautivos eran llevados hacia el Río de la Plata (pp. 73-76). Estas ciudades-puerto eran significativas para la definición de las identidades africanas en el nuevo mundo. Aunque todos los africanos esclavizados tenían sus orígenes en micro-regiones específicas en África, esas identidades locales eran difícil o imposible de mantener en el nuevo mundo. En su lugar, los cautivos embarcados en Benguela, Luanda y otros puertos esclavistas, eran usualmente identificados, étnicamente, por el nombre del puerto. En el pasado, los especialistas de este campo habían visto estas etiquetas étnicas como el resultado de las decisiones de los traficantes de esclavos y de los amos al momento de identificar y categorizar a su propiedad humana; pero Borucki encuentra que los propios africanos ayudaron a moldear estas prácticas en tanto buscaban a compatriotas con un variado pero similar contexto cultural.


Este proceso de etnogénesis, o en otras palabras, la creación de nuevas identidades africanas en el nuevo mundo, se manifestó aún más claramente en la formación de “naciones” africanas: sociedades religiosas y de ayuda mutua que se definían por el origen africano de sus miembros. Individuos que se habían criado a cientos de kilómetros de Luanda o Benguela, y que nunca habían visto esos puertos hasta que marcharon hacia ellos como cautivos, declararon “Luanda” o “Benguela” como una identidad étnica una vez que llegaron a Montevideo, en donde se beneficiaron del apoyo y el compañerismo de su “comunidad imaginada”.


Por tanto, las identidades étnicas en Montevideo y Buenos Aires fueron forjadas tanto en el nuevo mundo, en los barcos esclavistas que cruzaban el atlántico, como en la propia África. Estos tres contextos fueron igualmente importantes al momento de determinar cómo los miembros de la diáspora se veían a sí mismos, sus familias, y sus instituciones comunitarias, que incluían a las naciones africanas, las cofradías religiosas católicas, y las unidades militares negras. Las unidades de milicia, y luego de infantería, se pueden percibir como incongruentes si las consideramos vehículos de afirmación comunitaria, en tanto estas unidades estaban organizadas bajo los auspicios del Estado y eran movilizadas por comandantes de origen europeo o blancos criollos.


No obstante, Borucki demuestra convincentemente que estas unidades eran un componente central de la vida cívica negra tanto antes como después de la independencia. Oficiales, sargentos, y cabos, todos ellos negros, servían como líderes y figuras de autoridad en las cofradías católicas y en las naciones africanas. Durante el período colonial, estos líderes trataban directamente con los gobernadores, virreyes, y otros oficiales de la corona.


Luego de la independencia, hacia las décadas de 1840 y 1850, soldados y oficiales negros se habían vuelto una base de poder esencial para Venancio Flores y otros caudillos del Partido Colorado.


La importancia del servicio militar para los africanos y afro-uruguayos en el siglo XIX quedó simbolizada en forma vívida a través de la práctica de los participantes de los candombes de las naciones africanas, quienes usaban uniformes militares. En tanto que los observadores contemporáneos a veces describían esos uniformes como ropa usada donada por los amos a sus esclavos o antiguos esclavos, Borucki encuentra que, de hecho, esos uniformes pertenecían a los miembros de las naciones y habían sido ganados luego de años de servicio leal a la patria. No por nada la prensa afro-uruguaya de fines de siglo XIX retornaba repetidamente al tema de servicio militar negro como una legitimación para el voto irrestricto y la igualdad cívica.


Todos estos temas y tópicos –la formación de la familia negra, las naciones africanas, el servicio militar, y el de los negros libres demandando ascenso social– pueden percibirse juntos en el penúltimo capítulo del libro, que es un análisis reflexivo y sensible sobre la figura de Jacinto Ventura de Molina. El protagonista de un libro previo de Borucki, Molina es un personaje de la historia afro-uruguaya muy rico para la evocación pero al mismo tiempo muy enigmático. Hijo de esclavos africanos, veterano de las milicias coloniales, y con un talento renacentista para el aprendizaje como autodidacta, Molina se volvió un intermediario entre los mundos de la esclavitud africana, los negros libres que buscaban el ascenso social, y las elites blancas.


Basado en una meticulosa investigación de archivo y un profundo dominio de los debates actuales sobre la esclavitud y la libertad en las Américas, From Shipmates to Soldiers constituye un avance extraordinario para los estudios afro-uruguayos, y una contribución mayor a la historiografía de la esclavitud en el nuevo mundo. Este libro solidifica la posición de Borucki como un cronista de Afro-Uruguay, y de Uruguay como un componente pequeño pero crucial de la diáspora africana a nivel mundial.

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