5% el 8 de marzo
>Una opinión personal


La mujer: El patrón me lleva y me hace trabajar en su casa pero no me paga nada
El hombre: Cuando me paga lo mío me paga lo tuyo

Diálogo de la película argentina "El patrón, radiografía de un crimen", 2015, de Sebastián Schnedel sobre libro de Elías Neuman

Hace 150 años del Capital. Marx habla en algunos lados de su obra (Cap. 15 por ejemplo, es el Libro I en todos los casos) del diferente valor de la fuerza de trabajo según sea masculina o femenina, madura o inmadura (infantil), pero no entra a desarrollar el tema ni explica las causas de estas diferencias.

Algo de lo que dice podría sugerir la idea de la diferencia de fuerza física según género y edad. Sin embargo, manteniéndose esta grieta casi sin cambios 150 años después y siendo cada vez más irrelevante la fuerza física con el desarrollo tecnológico en maquinas y herramientas, hay que pensar en otra cosa.

El Cap. 8 da una pista diferente al tratar la duración de la jornada de trabajo, y vincularla a la producción y recuperación de esa fuerza de trabajo, que es la capacidad de la gente, y por tanto la gente. Muchas cosas han cambiado también en estos temas, pero las asimetrías se mantienen.

La diferencia de roles en la pareja humana en la "reproducción de la fuerza de trabajo" (mantengamos este horrible nombre de cosa para las personas, que es el que se usa) tiene una raíz biológica, pero en las tareas de recuperación, mantenimiento, reparación, calificación y perfeccionamiento (insistamos en hablar en forma cosificada, a ver si hacemos que choque) no la tiene, es un fenómeno totalmente social y cultural. Pero esa diferencia se mantiene.

También se ocupa Marx de la situación de la mujer cuando habla del ejército industrial de reserva, la gente disponible que puede ser integrada al trabajo (Cap.23). La situación ha cambiado radicalmente desde ese tiempo, esa reserva ha sido llamada masivamente a filas, la participación femenina en la fuerza de trabajo asalariada es hoy totalmente diferente en cantidad y calidad. Y lo de ejército curiosamente no es acá una metáfora. porque los grandes saltos del reclutamiento fabril de la mujer han sido para compensar el reclutamiento bélico de los hombres, hasta que la universalización de la guerra se termina llevando hoy también a las mujeres y niños, maldita democracia diría Mafalda. Pero la grieta salarial se mantiene. Y en jerarquía (ya que hablamos de militarismo) también.

Que alguien de la talla intelectual de Marx describa todo eso paro no lo analice, nos sugiere una palabra: naturalización. Y 150 años de desatención del tema en el pensamiento marxista, más.

Hay excepciones como Silvia Federici, que trata el tema de la subsunción femenina en el trabajo capitalista. Esto tiene dos caras que se retroalimentan mutuamente: la grieta salarial y jerárquica en el trabajo formal en la fabrica capitalista, y la diferencia "productor-cliente" que ocurre en la pequeña fábrica de trastienda de la gran fábrica, la familia, que produce para el futuro y recupera además cada día ese insumo para la fábrica, el trabajador.

El hogar ata a la mujer y sirve de excusa para mantener la grieta salarial, a su vez la grieta en el salario que viene de afuera mantiene la dependencia adentro. Y de conjunto ambas partes conforman la superexplotación de la mujer.

Nos resulta inapropiado en término que usa Silvia para este fenómeno, "prolongación de la acumulación originaria", es una contradicción en sí misma. Preferimos hablar de sobre-extracción salarial por explotación directa e indirecta, que es en sus dos aspectos plenamente capitalista.

En cuanto al otro término que trae, "patriarcado del salario", sí y no,

Sí, porque es importante entender que la explotación capitalista incorpora, transforma y al mismo tiempo mantiene las formas pre-capitalistas de dominación y explotación que le son funcionales, y entonces las hace ser un fenómeno de larga duración. Este es el caso, en parte, de las formas patriarcales.

Pero también no tanto, porque no debe diluirse la explotación capitalista real y sus formas concretas en un término confuso como "patriarcado", que alude a formas de explotación directas y no salariales. Patriarcado del salario resulta un término aproximativo pero ambiguo. La dominación doméstica masculina atada a la explotación salarial directa e indirecta de la mujer, no es estrictamente patriarcado. En especial la forma de reproducción de esa relación de dominio es totalmente diferente porque no es mediante la explotación salarial, y la relación capitalista sí. Es así aunque sea trabajo no remunerado y subsumido. “Cuando me paga lo mío me paga lo tuyo”.


Voy a citar extensamente un material de un partido maoísta de la India, un lugar donde la opresión de la mujer es de lo peor del mundo, que desarrolla lo que no desarrolló Marx:

"Marx identificó la fuerza de trabajo como la fuente de la plusvalía. ¿Qué es la plusvalía? Es el valor producido por el trabajador en exceso sobre el valor mínimo requerido para sostener y regenerar al trabajador y reponer su fuerza de trabajo. El capitalista trata de reducir este valor mínimo tan bajo como sea posible, para aumentar la plusvalía. Es decir, busca pagar al trabajador lo menos posible. Para entender esto mejor, veamos un póster. [El póster no aparece en la nota] El cartel muestra a los trabajadores que entran en una puerta de fábrica por la mañana y salen por la noche. ¿Qué sucede entre esa entrada y la salida? ¿Cómo se agotan los trabajadores que abandonan el lugar de trabajo cada tarde -su poder de trabajo agotado- para volver a trabajar la mañana siguiente con su fuerza de trabajo a punto? La respuesta es: la fuerza de trabajo de los trabajadores se repone por aquellos que cocinan comidas para ellos, proporcionan diversos tipos de confort y cuidado dentro del hogar. Y la mayor parte de ese trabajo lo hacen las mujeres.
El capitalista sabe que los trabajadores necesitan comidas, un techo sobre la cabeza, una cama, el sueño - para estar disponible para trabajar al día siguiente. Además, el capitalista también necesita que la mano de obra del futuro sea reproducida, es decir, los niños a nacer. Y necesita que los futuros trabajadores (hijos de los trabajadores) sean atendidos. También necesita que los desempleados - miembros del ejército de reserva de trabajo - sean atendidos. Además, existe el problema de los obreros del pasado, los jubilados, los ancianos, etc. Pero el capitalista no quiere soportar la carga de esta cocina y cuidado porque si el capitalista individual o el Estado paga esta carga, disminuye la plusvalía producida por el trabajador. Gran parte de este trabajo (no remunerado) de cocinar, limpiar, cuidar a niños y ancianos, proveer amorosa comunicación y cuidado humano es hecho por personas dentro de hogares, familias y comunidades - y la mayor parte de este trabajo lo hacen las mujeres. Veamos otro cartel de la lucha de los trabajadores por el día de 8 horas. El cartel declara que el día de 24 horas debe ser dividido en tres partes: 8 horas cada una, para el trabajo, el descanso y 'lo que queramos' (lo que nos guste o disfrutemos). Por supuesto, el capitalista quiere aumentar lo más posible la parte de 'trabajo' del día, y reducir tanto como sea posible la parte de 'descanso' y 'ocio' del día. Los trabajadores de saneamiento que trabajan
por contrato para la Corporación Municipal de Bengaluru no tienen descanso ni vacaciones. Durante una huelga que llevaron a cabo el 8 de marzo, Monisha, la hija adolescente de una de las obreras, Meena, le dijo a un periodista que Meena siempre había querido visitar el parque Cubbon, y que la llevaría allí sólo si la corporación da a los trabajadores un día libre pago. El tiempo libre - visitar un parque, distraerse con la hija - sigue siendo importante incluso para los trabajadores que tienen otras demandas muy apremiantes.
Pero pensemos este día de 24 horas desde el punto de vista de una mujer.
Si una mujer no es un trabajador remunerado, en realidad trabaja 24 horas al día, porque el trabajo doméstico no tiene horario fijo de trabajo: si un bebé llora en la noche o se moja, debe atenderlo de inmediato. Si ella es un trabajador remunerado, está haciendo un turno doble, porque después de un duro día en el trabajo, todavía tiene que venir a casa a cocinar y cuidar a los demás. Ella no tiene 8 horas para descansar y 8 horas para 'lo que quieras' (que puede incluir ocio, disfrute y algo así como asistir a reuniones de sindicatos y organizaciones de mujeres). Ella tiene una lucha mucho más dura que los hombres para hacer tiempo para estas actividades. Pensemos en ello - este trabajo doméstico es interminable. Se trata de recoger el combustible y el agua, así como el proceso real de cocción. Se trata de jugar con los niños, limpiando las lágrimas de un niño llorando, despertando en medio de la noche para cuidar a un niño enfermo o un adulto".

Identificar los fundamentos de la opresión de las mujeres, trazando el curso de las luchas por la liberación- Partido Comunista de la India (Marxista-Leninista) Liberación

Para entender mejor las cosas vamos a las implicancias políticas, y comencemos por una de las objeciones supuestamente marxistas al enfoque feminista o de "corte de género" del problema. Es la que dice que "lo que importa es la lucha de clases".

¿Qué es la lucha de clases, de qué clase? Las clases son conformaciones sociales concretas y tienen una morfología, se componen de gente de carne y hueso. Si la "carne" deriva en un lugar diferencial dentro del proceso productivo y una forma adicional indirecta de extracción de plusvalor, la conformación de la clase y su diferenciación interna no se puede abstraer de esa diferencia de carne y hueso. Los grados de explotación, las diferencias cualitativas, y en este caso además el montaje de la explotación directa y la indirecta, hacen que dentro del proletariado global tengamos un sub-proletariado femenino.

La lucha de clases en todas sus dimensiones incluye también esta contradicción interna y su resolución. Es una contradicción interna, porque así es la clase concreta en el capitalismo real. Por eso "lo que importa es la lucha de clases" no es un argumento contra el abordaje de género.

Pero hablar de "patriarcado" en forma indiferenciada tiene otros problemas. 


Antes que nada debemos decir que por más que el abordaje feminista pueda ser discutible, es completamente comprensible. Es como se desarrolla el movimiento social, y si tiene errores es lo de menos. Lo que importa en el revulsivo social que viene de la realidad misma. Los movimientos sociales siempre contienen errores porque así es la realidad social, todos, que se decantarán en su propio desarrollo. Si hay un femicidio por semana lo que menos importa si le decimos femicidio o feminicidio o lo que sea.

Ahora que la maduración ha llegado, es tiempo de decantar las ideas. Me parece que hablar en general de patriarcado enfatiza ese componente de larga duración, que es lucha de clases, pero diluye el aspecto específico que es necesario comprender, que también es lucha de clases.

La forma reformista de deformar las cosas es mostrar el "patriarcado" como un resabio bárbaro, precapitalista, que se combate naturalmente por el desarrollo de la democracia que vendría con la modernización capitalista. Irán es patriarcado, Israel no.


Un cambio cultural sin duda es necesario, pero la cultura no ocurre porque sí, y en este discurso cultural y democrático se soslaya la base estructural de la explotación. Curiosamente es coherente, a la manera reformista, con el argumento de la lucha de clases, a condición de que se la entienda como lucha reformista, la mejora de las condiciones de los trabajadores en el marco capitalista.

Entonces, de la mejora del proletariado derivaría (por derrame) la mejora del sub-proletariado femenino. De eso, y del cambio cultural. Pero tenemos una objeción a este planteo: esos más de 150 años.


Marx dice también que para la formación del proletariado se necesitó que los trabajadores fuesen "libres" para contraer un contrato de trabajo con el capitalista, y "libres" de cualquier posesión de medios de producción. Esto nos sugiere algo también sobre algunas formas de "liberación femenina". La familia "nuclear" de núcleo machista es una forma de dominación de la mujer, sujeta a una "órbita". Esa familia está en un irreversible proceso de descomposición. Pero la liberación abandónica que produce padres ausentes y familias monoparentales de mujeres, que deja la mujer "librada" a su suerte, no es una libración sino otra forma de atadura. Que se suma a la otra, ya que la violencia se perpetúa.

Y sin embargo,  esa liberación abandónica ha sido un punto de partida -horroroso- para ese proletariado femenino, para ponerse de pie por la liberación verdadera.

La “mejora en las condiciones” de la mujer no ha ocurrido por “derrame” sino por su lucha directa. Si la emancipación de los trabajadores es obra de los trabajadores mismos, no puede ser de otra manera.

Y lo que vemos ahora son las distintas formas reactivas del machismo. La exacerbación de la violencia de género es una de ellas, y es parte de la decadencia civilizatoria que vivimos.  

Aquí, las conclusiones de ese partido de la India:

"No podemos decir que primero debemos luchar por el escenario 'cultural', cambiar las mentalidades y que la tarea de desafiar estructuras de producción pueda venir 'más adelante'. Tampoco podemos decir que primero debemos luchar contra la opresión 'económica' y que las cuestiones de violencia y discriminación y los ataques a la autonomía de las mujeres dentro de los hogares puedan venir 'más adelante'."

Importa tomar algo que relata este material, porque no hay que idealizar las comunidades precapitalistas como sociedades más igualitarias que el capitalismo, algo en que también cae Silvia Federici. La India es un lugar en que la opresión de la mujer es atroz. No puede salir de su casa nunca si no es acompañada por un hombre. Hay regiones de la India con grave escasez de agua, y con carencia de saneamiento. Sin saneamiento y sin agua el baño tiene que situarse fuera de la casa. Entonces, para ir a cagar, la mujer tiene que ser acompañada por un hombre.

¡Andá a cagar con el igualitarismo comunitario!


Quiero ocuparme aquí de una forma ideológica de esa reacción machista. Las reivindicaciones feministas actuales en Uruguay han despertado polémicas.

La aprobación de una ley que penaliza especialmente el homicidio de mujeres (parece contradictoria hasta la forma de decirlo) ha motivado objeciones de "injusticia". En realidad todo avance en la legislación es un paso injusto, siempre vulnera algo y siempre deja algo pendiente. Parece que en este caso, al penar el asesinato de una mujer no se pensó adecuadamente el asesinato de los niños, entre otras cosas. Sí, de esperar por la ley perfecta nunca se habría hecho ley alguna sobre nada en toda la historia del mundo. 

Pero quiero detenerme el otra quinta pata del gato. En este caso una objeción de Hoenir Sarthou en una nota en el semanario Voces a la convocatoria a la marcha del 8 de marzo. 

"El contenido simbólico de ubicar a los hombres detrás, en una marcha que pretende reclamar igualdad de derechos entre los sexos, es muy revelador. Revela el espíritu de las organizaciones feministas militantes... ¿Por qué los hombres deben ir detrás?"


Cuando vi en esa marcha el escuálido 5% de presencia masculina (que es similar al 5% del año pasado, un año con una mujer asesinada cada semana) lo que se me reveló a mí es la profunda naturalización de ese abandono. Y ahora se me revela lo patético de ciertas formas de pensar. ¿Desde ese 5% se te ocurre reclamar un lugar? 

El chovinismo femenino es retardatorio, como todo chovinismo. Encarar la emancipación de la mujer como "cosa de mujeres" es muy equivocado, y refuerza el chovinismo machista, como ha sido el caso de intentar paros exclusivos de mujeres, que no sirven para nada. Pero sería absurdo decir que ese escuálido 5% de participación masculina en la marcha ha sido por una convocatoria "no igualitaria".

Esa queja revela de una actitud de mariquita llorón. "¡El lugar que me dieron no me gusta!"

Los movimientos sociales no se dibujan en la mesa, se crean de hecho. Lo recordaba una mujer, Rosa Luxemburgo. En el principio era el hecho.

Otra aberración de este 8 de marzo ha sido la de los reaccionarios religiosos parados al costado (también en gran mayoría mujeres) con la consigna "Femenina sí, feminista no", mostrando libros de bilogía, protestando contra la "ideología de género". Es como aquella consigna de los carlistas en España: "Vivan las cadenas". 

¿Y el celibato de los curas? ¿Es un construcción social, o es que les falta un piquito en el cromosoma Y? No es esa una buena compañía para quedarte al costado. 

En vez de quejarte, sumate, caminá, y después hablá. Y si hay que transgredir una pauta equivocada, transgredila. No tengas miedo, no va a venir una mujer patovica a pegarte por cruzar la raya sin autorización. Al menos a mí no me pasó.

O podés quedarte al costado y quejarte. Con mi pobre versito parecía un boludo mamita.

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