Crisis de la socialdemocracia: de Noruega a Europa 
>Asbjørn Wahl

La crisis de la socialdemocracia se vive en toda Europa. Algunos de los partidos obreros históricamente fuertes fueron casi eliminados en las elecciones, mientras que otros, al parecer, no pudieron recuperarse de la derrota. En los últimos años, varios partidos sociodemócratas han obtenido en las elecciones un resultado de un solo dígito porcentual (Grecia, Irlanda, Islandia, los Países Bajos, Francia), mientras que otros experimentan importantes reveses. El Partido Laborista de Noruega, por ejemplo, ha vivido en 2001 y 2017 sus peores elecciones desde la década de 1920. Una parte significativa de los participantes en el movimiento sindical cree que el partido se perdió una victoria fácil en las elecciones parlamentarias del año pasado, debido a sus propios errores.
 
No hay duda de que la socialdemocracia se encuentra en una profunda crisis internacional, aunque en sus detalles, varía mucho de un país a otro. En Noruega, las razones no radican en el caso de Trond Giske, vicepresidente del partido acusado de violencia sexual, ni en el orgien de clase del líder del partido Jonas Gahr Stehr, ni en el ejército de burócratas del partido, que cada vez asumen más el papel de figuras políticas. Estos hechos se pueden entender como síntomas de la crisis que afecta al partido, pero nada más. Si realmente queremos comprender la crisis del Partido Laborista, y de la socialdemocracia en su conjunto, debemos penetrar más profundamente en la situación histórica.
 
Colaboración de clases en la raíz de la crisis
 
El papel dominante de la socialdemocracia en Europa durante la mayor parte del siglo XX es difícil de entender sin un análisis de cómo se desarrolló la economía y las relaciones entre las clases durante este período. Lo principal a este respecto es la transición de la confrontación a la conciliación en las relaciones entre los sindicatos y el movimiento obrero, por un lado, y las organizaciones de empresarios (y la derecha) por el otro. Este compromiso histórico entre el trabajo y el capital fue el resultado de profundos conflictos de clase que cambiaron el equilibrio del poder, transitoriamente, en favor de los trabajadores. 

Los empleadores consideraron este compromiso como un paso táctico para debilitar y neutralizar el radicalismo del movimiento sindical, que era fuerte y creciente. Con el tiempo, se desarrolló un compromiso, que en Noruega se formalizó como el primer Acuerdo Básico Colectivo entre la Confederación Noruega de Sindicatos y la Asociación Noruega de Empleadores ,en 1935. En el mismo año, el Partido Laborista, con el apoyo del Partido Campesino, llega al poder por primera vez. Para el desarrollo político de Noruega, estos eventos fueron decisivos.

Gracias a este compromiso, así como a la depresión de los años treinta, a la derrota del fascismo durante la Segunda Guerra Mundial y la existencia de otro sistema económico en el Este, se sentaron las bases de la edad de oro de la socialdemocracia. Fue un compromiso real que cambió el equilibrio de poder y obligó a los empleadores a hacer una serie de concesiones a los sindicatos y al movimiento obrero, incluida la adopción de medidas políticas importantes hacia el mercado. Entonces, se estableció la base del gran progreso social para los trabajadores, el estado social desarrollado. El modelo noruego o escandinavo comenzó su existencia.
 
Desde el momento de su fundación en 1887 hasta el compromiso de clase de 1935, el Partido Laborista actuó como un partido de justicia social, con el socialismo como un objetivo a largo plazo. El hecho de que siempre hubiese desacuerdos dentro del ala izquierda sobre la estrategia y táctica de la socialdemocracia, no es lo principal en este caso. Lo importante es, en este contexto, que el partido se pudo convertir en una verdadera organización de masas de los trabajadores. El compromiso de la clase no solo contribuyó,sin embargo, al progreso social; también demostró tener efectos imprevistos. Por sí mismo, el compromiso y el papel central del Partido Laborista en su implementación a través de la política tuvo un fuerte efecto transformador tanto en la organización del partido como en su política. Este desarrollo constituyó la base material para la transformación política e ideológica y la desradicalización del partido, incluso a través del desarrollo de la ideología de la colaboración social. En resumen, el partido ha evolucionado de una organización de masas para los trabajadores a administrador del compromiso de la clase. Es allí donde encontramos las semillas de la crisis actual de la socialdemocracia.
 
El modelo noruego y la transformación del Partido Laborista
 
El llamado modelo noruego es el hijo legítimo de la ideología de la colaboración social. Existe poco desacuerdo sobre el hecho de que dicho modelo social se desarrolló sobre la base de un compromiso. Pero cómo se debe entender este modelo, es una cuestión completamente diferente. Aunque el modelo sea el resultado de un desarrollo histórico muy específico en la lucha entre el trabajo y el capital, para comprender al Partido Laborista debe verse como luego se separaron gradualmente los intereses en ese conflicto fundamental. Para los capitalistas, el compromiso de clase era una maniobra táctica para socavar la fuerte orientación socialista en el movimiento laboral. Para la socialdemocracia, sin embargo, el compromiso se había convertido en su razón de ser: un sentimiento colectivo basado en que los capitalistas también entendiesen que les conviene más una cooperación que un enfrentamiento, como dicen los socialdemócratas noruegos.
 
Basándose en la ideología de la colaboración social, la socialdemocracia desarrolló entonces una comprensión integral de la sociedad en la que la economía capitalista podría regirse por la regulación política y la intervención en las relaciones de mercado (keynesianismo). Por lo tanto, podría crearse un capitalismo regulado, libre de crisis, y  así el desempleo masivo, la pobreza y los desastres como la década de 1930, pertenecerían al pasado. La lucha de clases en sí misma se suavizó y se redujo a una disputa institucionalizada, como las negociaciones de dos años sobre los convenios colectivos.
 
Ese entendimiento fue puesto en prueba cuando, en la década de 1970, el capitalismo nuevamente entró en crisis. La crisis del petróleo, la crisis monetaria, la crisis de los productos básicos y, finalmente, la crisis económica a gran escala, sustituyeron el período de la posguerra de estabilidad y crecimiento económico. La política socialdemócrata de intervención en el mercado y su regulación ya no funcionaba. Al mismo tiempo, el estancamiento y la inflación (estancflación) se desarrollaron y la tasa de desempleo creció. Tal crisis contradijo en muchos aspectos la teoría social existente y la ideología del Partido Laborista. Los empresarios y los políticos de derecha abandonaron el "entendmiento colectivo" para pasar a una creciente ofensiva contra los sindicatos y el estado del bienestar. Desde los empresarios y la derecha, la respuesta a la crisis fue el neoliberalismo y no el compromiso de clase y las decisiones colectivas. En otras palabras, este ataque tomó por sorpresa al movimiento laboral orientado al consenso.
 
La transformación de la socialdemocracia, de una organización de masas para los trabajadores a ser el administrador del compromiso de clase, la hizo incapaz de responder a estos ataques. Decidió sucumbir a la ofensiva neoliberal. Poco a poco, los propios partidos socialdemócratas se hicieron cargo cada vez más del programa neoliberal: privatización, desregulación y reestructuración del sector público en modelos de organización y gestión orientados al mercado, inspiraron a la Nueva Administración Estatal. Esto contribuyó a un mayor fortalecimiento del neoliberalismo dentro del Partido Laborista, ya que fue una parte significativa del estrato burocrático estatal la que llevó a cabo esta transformación, y en la que muchos resultaron ser directores altamente remunerados con fuertes intereses personales. Fue entonces que la base social del partido cambió, lo que hizo muy difícil regresar al curso anterior, o cambiar el actual.
 
De hecho, cambiar una organización política no es una tarea fácil. Ahí se involucran serios intereses económicos y políticos, que incluyen, por supuesto, el arribismo.
 
Sin embargo, hoy no solo la socialdemocracia está en un estado de conflicto. Las dos fuerzas principales del espacio político europeo de la posguerra están experimentando grandes problemas y trastornos. En varios países de Europa occidental, dominaba la disputa entre los socialdemócratas y los partidos conservadores llamados socialmente responsables; con frecuencia cambiaban de lugar. Ambos estaban vinculados a un compromiso de clase, aunque en diferentes formas, y esto caracterizó sus políticas. Ahora, sin embargo, el equilibrio de las fuerzas económicas y políticas había cambiado. El compromiso histórico entre el trabajo y el capital, en gran medida fue destruido, aunque en los países escandinavos este proceso ha sido más lento que en el resto de Europa.
 
La resolución de la crisis es crear una verdadera alternativa de izquierda
 
Por lo tanto, no solo estamos lidiando con la crisis de la socialdemocracia, sino también con el modelo político europeo de la posguerra basado en un compromiso histórico de clase que se está derrumbando. En la primera fase de esta crisis política surgieron los partidos de extrema derecha, a saber, el Frente Nacional en Francia, los llamados Partidos por la Libertad en Austria y los Países Bajos y el Partido del Progreso en Noruega. La ausencia de una alternativa por parte de los partidos socialdemócratas y de izquierda significa que tienen que asumir su parte de responsabilidad por estas circunstancias. No aplicaron una política para contrarrestar los ataques neoliberales contra los éxitos sociales logrados en el estado de bienestar. En los últimos años, sin embargo, hemos visto que las nuevas fuerzas políticas también están creciendo en el lado izquierdo (Syriza en Grecia, Podemos en España, Momentum en el Reino Unido y el recién creado Poder para el Pueblo en Italia). Son iniciativas jóvenes e inacabadas que pueden fracasar (como Syriza) o podríantener éxito. En cualquier caso se desarrollarán a través de luchas y desafíos, victorias y derrotas.
 
Hay pocas señales de que el Partido Laborista pueda transformarse en una fuerza de liberación en la situación actual. La base social para la renovación radical es demasiado débil, y las barreras organizacionales son demasiado fuertes. Y qué pueda significar revivir la socialdemocracia, también es un interrogante.

La tesis del último ideólogo del partido noruego de que "el socialismo es una política que el Partido Laborista mantiene en todo momento" no es suficiente.

A medida que crecen los problemas sociales y cada vez más personas se sienten inseguras y desprotegidas, todo partido de izquierda debe desarrollar alternativas, visiones y decisiones más radicales, que son muy diferentes de las centristas y de derecha.
 
En ausencia de alternativas realistas, los partidos del orden socialdemócrata existente probablemente aún podrían ganar elecciones sin buscar ninguna transformación profunda: los votantes frustrados pasan de una opción política a otra tan pronto se dan cuenta de que se han incumplido las promesas anteriores a las elecciones. Es poco probable que esto ayude demasiado los líderes de los modernos partidos socialdemócratas, plagados de crisis. Un creciente número de trabajadores, especialmente jóvenes, plantea la cuestión de soluciones más radicales.
 
En otras palabras, según el famoso dicho de Antonio Gramsci: "La crisis catastrófica  consiste específicamente en el hecho de que lo viejo se muere, y lo nuevo aún no puede nacer. En este interregno hay una gran variedad de procesos dolorosos".
 
Autor: Asbjørn Wahl - Director de la Campaña por un Estado Social, Asesor del Sindicato de Trabajadores Municipales y Centrales de Noruega, Vicepresidente de la Sección de Trabajadores del Transporte por Carretera de la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte, autor del Auge y Caída del Estado del Bienestar [ "El ascenso y la caída del estado de bienestar"].
 
Fuente : "Proyecto socialista" https://socialistproject.ca/2018/02/crisis-social-democracy/

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